martes, 21 de diciembre de 2010

LA RESTAURACIÓN RELIGIOSA AUGUSTEA. EL CULTO IMPERIAL.


En el relato oficial (1) que dejó Augusto de su vida pública se considera “restaurador” de la religión nacional.
En el año 44 a. C. Cuando Octaviano, el hijo adoptivo de César apareció en la escena política, nada hacía predecir el destino del futuro Augusto, el hombre fuerte parecía ser Antonio, pero la ascensión política de Octaviano es lo que le permitirá, de manera progresiva, asumir la iniciativa religiosa. En ese sentido, hay que destacar tres períodos:
1- Del 44 al 31 a.C., Octaviano se comporta como el fiel heredero de César. Así en el 44, celebró a sus expensas las fiestas en honor de Venus Genetrix. No era Octaviano como César un aristócrata de vieja casta, hastiado, innovador, con una imaginación audaz y precipitada, sino un joven bastante débil, perteneciente a una burguesía municipal conservadora, vulnerable a pequeñas supersticiones, crédulo ante los sueños, sensible ante los auspicios y las creencias astrológicas. Y con una formación helénica muy profunda: intentó iniciarse en los misterios de Eleusis. Fuerzas religiosas tan diferentes no podían determinar, en principio, una política religiosa coherente.

2- Del 31 al 12 a. C., la política religiosa de Octaviano se hizo más personal. La postura de Antonio, que aceptaba en Egipto los ritos orientalistas obligó a Octavio a organizar una propaganda ultranacional, a proteger los cultos romanos y luchar contra todo tipo de exotismo. Pero todavía hay influencia griega en su política religiosa. Es entonces cuando el jefe del estado romano otorga un lugar oficial a Apolo en el Palatino –28 a.C.-, a quien atribuye la mayor parte del mérito de la victoria de Actium. En el 27 adquiere un prestigio religioso sin igual, recibiendo el nombre de Augustus por decisión del senado. Y en el 17 a.C. celebra los Juegos Seculares, que se sitúan bajo los auspicios de Apolo y Diana.

3- En el 12 a.C. a la muerte de Lépido se convirtió en Pontifex Maximus, esta elección marcó la última oscilación de su política religiosa. A partir de entonces su actitud tomó un tono resueltamente nacional, como señor del Occidente, tomó conciencia de una unidad italiana regida por las estructuras espirituales de Roma y cuya responsabilidad asumía él personalmente. Emprenderá la restauración de los templos nacionales (restauró 82) y la recuperación moral de la población. Como pontífice, augur y quindecénviro, no dejó de revalorizar los sacerdocios: Roma, después de 75 años volvió a tener un flamen de Júpiter, y el rey de los sacrificios recuperó su importancia teórica. Revitalizó los colegios y las cofradías como los feciales , los salios, los titii y los arvales. De esta formase iba convirtiendo en promotor de lo sagrado en la vida nacional y con ello ganaba un prestigio religioso para su persona.

Es difícil concretar en qué medida estas restauraciones formales lograron resucitar la antigua mentalidad religiosa. Hubo ciertos momentos de verdadero fervor como en la revalorización sacra de los combates de gladiadores tanto en ciertos homenajes funerarios –a Agripina- como en el caso de una expiación de un incendio en el Foro, pero no se puede generalizar un eco afectivo profundo, pero, por lo menos, las acciones de Augusto tranquilizan los espíritus desconcertados por las guerras.
Su restauración religiosa se basa en los ejemplos de los antepasados, por lo que la conciencia religiosa, lo espiritual, no tenía puesto en esta ideología: la antigua religión no había tenido vinculaciones con una ética.
Pero la política religiosa de Augusto tuvo dos defectos importantes:
1.-La restauración religiosa de Augusto se declara contraria a los cultos orientales. Cuando Roma estaba destinada a hacerse cada vez más cosmopolita y convertirse en capital de Occidente y Oriente él intentaba frenar la tendencia que desde hacía siglos había convertido a la ciudad en un centro receptor de cultos, como si servir a un dios extranjero fuese tan peligroso para el poder establecido como las prácticas de magia.
2.-La política religiosa de Augusto apenas se había preocupado de las nuevas necesidades espirituales y afectivas que inquietaban a población romana. Con sus reformas intentaba impedir una tendencia o proceso natural.


EL CULTO IMPERIAL


Es evidente que Augusto vinculó la religión romana a su persona, la mansión imperial se convirtió en el centro de la administración religiosa romana.
Como consecuencia del fin de las Guerras civiles se infiltra en la mentalidad latina la idea de un soberano salvador (filántropo, decían los griegos. El político se presenta como un “dios entre los hombres”, esta idea aparece en Roma a partir de César. Se trata de la sobrehumanización: el título de Padre de la Patria que recibió Augusto en el 2 a.C., le confería el prestigio de un fundador, de un nuevo Eneas o Rómulo y, como éstos eran dioses, se le destinaba la misma gloria. Ensalzado sin cesar por sus constantes éxitos, Augusto llega a aparecer como el agente del destino “Fatum” que había permitido la muerte de César con la única intención de provocar la muerte de su hijo. Augusto no pasó de este límite de sobrehumanización, rehusó tener un templo en Roma y sólo permitió que le rindieran culto en las provincias, pues en los antiguos reinos helenísticos la heroización de personas vivas era corriente tiempo atrás.
Augusto supo reanimar el culto a las abstracciones divinizadas como Fides, características de la antigua religión romana, pero les añadió un epíteto de referencia imperial: Fortuna Augusta, Clementia Augusta, Iustitia Augusta, Pietas Augusta. Pax Augusta estaba entre este cortejo de divinidades, todavía hoy subsiste junto al Tíber, cerca del mausoleo de Augusto que antaño estaba coronado por la estatua del emperador, el Ara Pacis Augustae, fiel imagen del arte y de la religión de la era augústea (2) .
Además supo orientar el fervor popular hacia su persona sin escandalizar las costumbres romanas: se inspiró en la vieja costumbre itálica de honrar al Genius del padre de familia en cada hogar permitiendo al pueblo venerar a su propio Genius rodeado de los Lares compitales. En el 7 a.C. creó 265 "collegia Compitalia" encargados de mantener ese culto. Desde entonces la plebe de Roma podía ver en cada cruce los dos lares compitales rodeando la figurilla del Genius Augusti.(Genio de Augusto). De este modo, la idea de una divinización de la persona imperial se convirtió en un hecho más familiar para los romanos.
Se constituye una mística político - religiosa según la cual, el príncipe reinante es el representante de Júpiter sobre la tierra.
Augusto tiene un instinto muy certero acerca de la mentalidad romana que triunfó donde Julio César había fracasado: supo conseguir que las gentes de su tiempo aceptasen una mística imperial. Fundó esta teología sobre una ética: situado bajo la autoridad directa de Júpiter, el emperador estaba sujeto y debía respetar los deberes de su cargo. Solo así conseguiría la Apoteosis, el mal emperador sería castigado con la Damnatio memoriae (el olvido). Para Augusto se inaugura el ritual de "paso a la divinidad" o Apothéosis:de la pira funeraria consagrada por la procesión circular de los sacerdotes se hizo salir un águila como si llevase a los cielos el alma del príncipe.
Augusto convertido en dios tuvo su propio flámen, su colegio religioso los Sodales Augustales y su culto. Su nombre fue invocado entre los de los dioses, inmediatamente después de la Tríada Capitolina.

(1)Las Res Gestae Divi Augusti. Encontradas por primera vez en el s.XVIII, al realizar unas excavaciones en una Mezquita de Ankara, y encontrar en las paredes de un templo romano anterior unas inscripciones.
(2)Todavía hoy subsiste junto al Tíber, cerca del Mausoleo de Augusto. Aparece la representación de las Vestales, las víctimas para los sacrificios acompañadas de sus victimarios, miembros de la casa de Augusto, sacerdotes, magistrados, Flámines mayores, senadores. También personajes míticos como Eneas.

domingo, 21 de noviembre de 2010

La Magia en Roma




Resulta complejo distinguir entre religión y magia en la antigüedad. Según Plinio, la magia es un “arte falaz mezcla de medicina, religión y astrología”.
Se sabe que la magia que se practica en Roma viene de oriente y posee elementos de Egipto, Grecia y Mesopotamia, aunque también está constatada la existencia de magia indígena anterior a estas influencias exteriores. Ya en la Ley de las XII Tablas se condena la práctica de la magia, si bien la condena estaba dirigida hacia un ritual concreto que intenta arruinar la cosecha del vecino, o traspasársela a uno mismo.
La diferencia fundamental entre religión y magia se encuentra en el orden jurídico: la magia no es legal mientras que la religión sí que lo es. La práctica de la magia siempre es castigada, incluso con la muerte, y los libros de magia son quemados. Sin embargo y a pesar de estos castigos, la magia se sigue practicando en Roma en todas las clases sociales.
Otros elementos que distinguen magia y religión son:
- La magia es manipuladora mientras que la religión es suplicante.
- La práctica mágica obedece a intereses individuales mientras que la religión obedece a intereses comunitarios.
- Con la magia se realizan operaciones privadas y secretas mientras que en los rituales religiosos se realizan al aire libre y a la vista de todo el mundo.
- La magia intenta obligar a los dioses mientras que la religión es persuasiva.
En cuanto al vocabulario latino relacionado con la magia nos encontramos con varios términos: maleficus hace referencia a los hechiceros, magus se utiliza con hechiceros con el matiz de criminal, sagae se usa con brujas y striges se aplica a brujas vampiresas.
A partir de la segunda Guerra Púnica, los ritos mágicos procedentes del extranjero penetran en Roma de forma abundante, muchas personas acuden a estos hechiceros en busca de ayuda.
La magia utilizada en Roma se clasifica en cuatro tipos :
- Magia protectora (apotropaica).
- Magia agresiva y malevolente.
- Magia amorosa / de adquisición de poder.
- Adivinación mágica. (Necromancia)

Adivinación mágica. Necromancia:
La necromancia consiste en la predicción del futuro a través de la comunicación con los muertos. Se puede efectuar de tres formas:
- Mediante la invocación del espíritu de un muerto .
- Operando directamente sobre los restos mortales.
- Descendiendo a los infiernos.

A partir de ahora nos centraremos en la adivinación mediante la operación sobre los restos mortales. El ámbito en el que nos encontramos este tipo de necromancia corresponde a textos literarios de la época imperial de entre los siglos I y V d.C. y procedentes de distintos géneros literarios. Este curso trabajaremos con las escenas de Necromancia de La Farsalia de Lucano y El asno de oro de Apuleyo.

La Farsalia.

Escrita por Marco Anneo Lucano, nacido en Córdoba en el 39 d.C. y sobrino de Séneca. Fue llamado a Roma por su tío en el 54 d.C. para incorporarse a la corte imperial y, debido a su capacidad para la poesía, tiene acceso a privilegios tales como el ser nombrado augur. Más tarde, se une a una conjura contra el emperador, Nerón, y éste “le invita a darse muerte”.
La única obra que se conserva de Lucano es la Farsalia, un poema épico que narra los acontecimientos de la guerra civil entre César y Pompeyo. La obra está incompleta, no se sabe si porque no se escribió o porque se perdió. Nosotros vamos a tratar un párrafo del libro VI, que se inicia con los preparativos de la batalla final, en el que el hijo de Pompeyo, Sexto, se va a dirigir a una bruja llamada Ericto, para preguntarle por la suerte de su ejército.

El Asno de Oro.
Escrita por Apuleyo, nacido en Madaura (al norte de África) en el 125 d.C.. Acude a Roma para acabar sus estudios de abogado y, después, comienza a ejercer como abogado. Se casa con la madre de un amigo suyo, una viuda muy rica, y es acusado de seducir a esta mujer mediante las artes mágicas. En una de sus obras, De Magia, se defiende de las acusaciones vertidas sobre él. Además de esta obra también escribe tratados filosóficos y la obra que vamos a estudiar El Asno de Oro, también llamada Las Metamorfosis. El Asno de Oro trata de un joven, Lucio, que bebe una poción amorosa y que, en vez de convertirse en un ser hermoso, se convierte en asno; a partir de entonces, el personaje recorre las ciudades en busca de alguien que le pueda convertir de nuevo en un hombre. Finalmente, Isis le devuelve a su forma y Lucio se convierte a su religión. A esta historia principal se le intercalan una serie de cuentos y el que nos ocupa trata sobre la historia de Telesforo (Telifron), un joven que llega a la ciudad de Larisa (Tesalia) y que recibe un curioso encargo: vigilar a un muerto para que no se le lleven las brujas.



Las partes de una ceremonia mágica son :

OFICIANTE Y LUGAR
RITOS PRELIMINARES
ACTITUD DEL CADÁVER (si es una escena de necromancia)
RITOS COERCITIVOS
ENCANTAMIENTO PRINCIPAL
RITOS DE SALIDA.

Trabajo personal: lee esta introducción y los capítulos de Apuleyo y Lucano. Busca en ellos similitudes y diferencias y las partes de la ceremonia mágica.
Y si quieres completar tus conocimientos pincha en el interesante Taller de Magia y adivinación de Fernando Lillo y Salva Muñoz

sábado, 20 de noviembre de 2010

LOS PRODIGIOS EN ROMA




“Dignos de especial admiración son también los prodigios que, bajo el consulado de Gayo Volumnio y de Servio Sulpicio, tuvieron lugar en nuestra ciudad de Roma siempre que se iban aproximando las discordias y las guerras. En cierta ocasión, un buey se puso a hablar como un hombre en lugar de mugir y llenó de espanto, por la novedad del fenómeno, el corazón de cuantos lo oyeron. También cayeron trozos de carne, esparcidos como gotas de lluvia; la mayor parte de los pedazos fue devorada por las aves de rapiña, pero el resto permaneció sobre la tierra durante varios días, sin producir mal olor y sin corromperse (461 a. C.). En otra de las revueltas se prestó crédito a prodigios semejantes. Se decía que un niño de seis meses había gritado ¡triunfo! En el mercado de reses bovinas (217 a. C); que otro había nacido con cabeza de elefante; que en el Piceno habían caído piedras en forma de lluvia (209 a. C.); que en la Galia un lobo había robado, sacándola de la vaina, la espada de un centinela; que en Cerdeña dos escudos habían sudado sangre, que cerca de Ancio habían caído espigas ensangrentadas en el cesto de los segadores; que la fuente de Ceres había manado agua mezclada con sangre (a. C.). También quedó constancia de que, durante la segunda guerra púnica, un buey de Cneo Domicio había dicho: “ Roma, ten cuidado”. 1

Son palabras de la obra de Valerio Máximo, Facta et dicta memorabilia2, una obra de la época imperial destinada a las escuelas de retórica, para las que, en nueve libros, el autor sistematizará materia apta para las conversaciones de los ambientes cultos con anécdotas de tipo histórico y argumentos procedentes de tiempos lejanos. El libro primero de la obra, trata de las prácticas religiosas tanto romanas como extranjeras, y dedica un amplio apartado a los prodigios, auspicios y pronósticos. La cultura científica del romano permanecerá durante largo tiempo limitada, condenado como estaba a ver llover por todas partes, alrededor de sí, prodigios, sin poder descifrarlos. El mundo celeste y el terrestre, el dominio de los animales y de las plantas, y la misma sociedad humana presentaban constantemente a sus ojos fenómenos que no podía explicar y en los que el romano veía una transgresión de las leyes de la naturaleza y una mancha para la comunidad. Los textos latinos conservan el recuerdo de estos innumerables temores, naturalmente exacerbados en los momentos de peligro o de guerra. 3
Es un hecho conocido la gran credulidad de Roma respecto de los fenómenos considerados como sobrenaturales. El romano acepta una gran multitud de acontecimientos divinos, los distingue, los clasifica y busca la forma de expiarlos ya que cree que el prodigio significa la ruptura de la paz con los dioses, algo catastrófico para la ciudad y sus habitantes.4
El prodigio es un signo terrorífico de la cólera de los dioses y suscita en los hombres un sentimiento de horror5. Existen diferentes nombres latinos del prodigio, la diferencia terminológica conlleva ciertos matices de significación6 : prodigium es el término más generalmente utilizado, ostentum y portentum hacen referencia a fenómenos extraordinarios de la naturaleza inanimada, mientras que monstrum y miraculum se aplican a las anomalías de los seres vivos7. Originariamente, para los romanos no existía un prodigio bueno8 , sin embargo, con el tiempo y por influencia etrusca y griega, los prodigios pueden llegar a tener distintos valores: desde el funesto al favorable9.
1.-PRODIGIOS DE LA NATURALEZA INANIMADA
En el cielo. Eclipses de sol y de luna, variaciones aparentes de color y de tamaño, aparición de círculos en torno del disco lunar o solar, cometas, meteoros, el incendio del cielo, el cielo que parece abrirse y deja pasar una intensa luz, las nubes que parecen animarse y adoptan extrañas formas.
El rayo sólo se considera prodigio cuando provoca la muerte de animales o de hombres y cuando cae sobre lugares públicos y consagrados. El trueno, cuando estalla en un cielo sereno, y, la tempestad cuando se produce de forma violenta y provoca estragos en templos o en lugares consagrados. Asimismo se incluye en el apartado de prodigios celestes las lluvias de materias insólitas: lluvias de piedras, de tierra, de carne, de sangre, de leche…
En la tierra. El agua de lagos, de fuentes o de ríos teñida de sangre. Armas, estatuas o altares se cubren de sudor, a veces sanguinolento y las estatuas de los dioses lloran. Los temblores de tierra son la causa, a su vez, de otros prodigios: rumores subterráneos, movimientos de objetos sagrados como las lanzas de Marte, apertura de las puertas de los templos. También la aparición de fuegos imprevistos.



2. PRODIGIOS DEL MUNDO ANIMADO
Animales y plantas. Aparición de animales insólitos en las ciudades, y sobre todo en lugares consagrados. Las malformaciones que se presentan en el reino animal son consideradas prodigios muy graves ya que suponen no sólo una ofensa a las leyes biológicas sino una alteración del orden cósmico10. A veces, los animales hablan y estos animales milagrosos eran considerados de forma diferente a los otros monstruos de la naturaleza, se mantenían rodeados de un religioso respeto y de cuidados especiales.
Por último, el hígado de las víctimas puede presentar anomalías, lo que se considera un espantoso prodigio11.


Hombres. En cuanto a los seres humanos, los casos tanto de hermafroditismo como de niños monstruosos se consideraban manchas nefastas. Hambrunas y epidemias eran también consideradas plagas divinas.
3.-EL REMEDIO: LA “PROCURATIO PRODIGIORUM”
La proliferación de prodigios tiene como consecuencia necesaria la aplicación de remedios religiosos que liberan al hombre del temor y lo reconcilian con los dioses ofendidos. Uno de los rasgos más característicos de la religión de Roma es el de una sólida procuratio prodigiorum, o conjunto de medidas tomadas por los hombres después de un fenómeno maravilloso. El primer paso lo constituye la observación del prodigio por un testigo, un simple ciudadano, un magistrado o un sacerdote. Estos testigos anuncian a los cónsules los prodigios observados, lo que constituye la nuntiatio, mediante la cual la noticia se pone en conocimiento de las más altas autoridades de Roma12 . El cónsul lee un informe, (relatio), y consulta al senado sobre la situación, (consulere senatum de prodigiis). El senado escucha, delibera y vota un decreto por el cual declara encargarse oficialmente de los prodigios anunciados (suscipere prodigia). A partir de este momento el procedimiento puede variar: ante prodigios frecuentes y de escasa importancia el senado mismo ordena de inmediato las ceremonias que le parezcan pertinentes, ante prodigios graves, se acude a los especialistas en procuraciones, es decir, a los pontífices, sacerdotes tradicionales de la religión romana, fieles guardianes del culto nacional, a los Libros Sibilinos, un conjunto misceláneo de prescripciones rituales y textos oraculares que, según la leyenda, la Sibila de Cumas llevó a Roma durante el reinado de Tarquino el Soberbio, custodiados y consultados por los Viri sacris faciundis, su contenido constituía un secreto cuya divulgación se penaba con extremo rigor13, y su consulta era de la exclusiva competencia de este colegio sacerdotal, en neta oposición al carácter público de los oráculos griegos14 o a los arúspices, sacerdotes que en Etruria habían desempeñado un papel fundamental pero que en Roma tenían tan solo una función consultiva. Su técnica adivinatoria es de origen etrusco, conocida con el nombre de haruspicinae disciplina. Se encontraba recogida en unos libros: los libri haruspicini que trataban del exámen de los exta -entrañas de los animales sacrificados-, los libri fulgurales sobre la observación de los rayos -fulgura- y los libri rituales, divididos a su vez en libri acheruntici –libros de los muertos, semejantes a los del Antiguo Egipto- ,y ostentaria –relativos a los ostenta, a los prodigios-.
No es raro tampoco que varios especialistas sean consultados a la vez15 . Una vez que los especialistas daban a conocer su respuesta (responsa)16, en la que se identificaba al dios ofendido y se exponían públicamente sus reclamaciones (postiliones-postulationes), por último, se proponían las ceremonias expiatorias : sacrificios, ofrendas, erección de estatuas, juegos, suplicaciones… El senado celebraba una segunda sesión y ordenaban el cumplimiento de los ritos propuestos. El signo de la cólera divina era así controlado, y, como vemos es el Estado quien toma cartas en el asunto. A partir de este momento, la vida de la ciudad puede retomar su ritmo normal.
NOTAS
Valerio Máximo, Hechos y dichos memorables, Edición, introducción y traducción de Fernando Martín Acera, Madrid, Akal, 1988.
2 “ Praecipuae admirationis etiam illa prodigia quae C. Volumnio, Ser. Sulpicio consulibus in urbe nostra inter initia motusque bellorum acciderunt. Bos namque mugitu suo in sermonem humanum converso novitate monstri audientium animos exterruit Carnis quoque in modum nimbi dissipatae partes ceciderunt, quarum maiorem numerum praepetes diripuerunt aves, reliquum humi per aliquot dies neque odore taetro neque deformi aspectu mutatum iacuit. Eiusdem generis monstra alio tumultu credita sunt, puerum infantem semestrem in Foro Boario Triumpum clamasse, alium cum elephantino capite natum, in Piceno lapidibus pluisse, in Gallia lupum vigili e vagina gladium abstulisse, in Sicilia scuta duo sanguinem sudasse, etiam metentibus cruentas spicas in corbem decidisse, Caerites aquas sanguine mixtas fluisse. Bello etiam Punico secundo constitit Cn. Domitii bovem dixisse “ Cave tibi Roma “.
3 Henri-Charles Puech, Historia de las religiones S. XXI, vol. 3.Ediciones S.XXI, Madrid, 1984, p 243.
4“ Los prodigios no anunciaban como en Grecia un porvenir prefigurado y preciso sino solamente que la paz con los dioses se había roto, dejando una mancha profunda sobre la ciudad que los había padecido o que había sido testigo de ellos. Todo debe ponerse en acción en tales momentos para lavar esa mancha ritual y peligrosa y apaciguar a los dioses con ceremonias expiatorias y propiciatorias”. Ibidem. p. 242.
5 Raymond Bloch, Los prodigios en la antigüedad clásica, Biblioteca de Cultura Clásica, Editorial Paidós, Buenos Aires, 1968, p. 106
6 Las tentativas hechas por los antiguos gramáticos y los eruditos modernos para establecer la distinción semántica de estos sinónimos no ha dado el resultado apetecido, como piensa C. Thulin, Synonima quaedam latina (prodigium, portentum, ostentum, monstrum), en Comment. Philologiae in honorem Joh. Paulson, Göteborg, 1905, así, por ejemplo, Liv. I, 55, 5 llama prodigium el hallazgo de la cabeza de Tolo, que Floro califica de monstrum, Floro I, 7. Cf. J. Guillen, Urbs Roma, Vol. III, Salamanca, Sígueme, 1985, p. 138. Sobre el mismo tema ver: Celestina Milani, “Note sul lessico della divinazione nel mondo classico” pp 31-49, La profezia nel mondo antico, Marta Sordi ed., Milano, 1993, un estudio sobre el mundo de la adivinación en el mundo greco-romano desde el punto de vista lingüístico.
7 Bloch, Op. cit. p.104
8 Wülker, L.Die geschichtliche Entwicklung des prodigiewesens bei den Römern; Studien zur Geschichte und Überlieferung der Staatsprodigien, Diss. Leipzig, 1903, p.190.
9 Wülker, op. cit. p.86
10 Bloch, op. cit.p.85
11 Es bien sabido que los sacrificios en Roma contaban con un examen de los exta, las visceras, realizado por el arúspice, haruspex es una palabra híbrida de etrusco y latín (haru-, intestino, tripa, hígado). La técnica de estos sacerdotes etruscos se llama hepatoscopia procedente de Babilonia y Asiria, una complicada técnica adivinatoria basada en la inspección de los lóbulos superiores e inferiores del hígado de la víctima sacrificada, juntamente con sus apéndices, la vesícula biliar, el conducto cístico, el hepático, la vena y la “porta hepatis”. Las señales de la derecha del hígado se consideraban como de buen augurio y las de la izquierda como de malo; una vesícula hinchada indicaba aumento de poder y una depresión en la porta, pérdida del mismo. Esta práctica llegó al mundo grecorromano a través de Etruria. Cf. E. O. James, Los dioses del mundo antiguo, Madrid, Guadarrama, , p.275.
12 Uno de los cónsules hace, a comienzos de año, un informe al senado sobre los prodigios anunciados. Este informe se realiza antes de que los cónsules se pongan al frente de los ejércitos y, a veces, retrasará la partida. Consulem T. Quinctium…properantem in prodigia nuntiata atque eorum procuratio Romae tenuerunt. Liv.XXXII,9.
13 Cicerón, De divin. II 54,112; Lactancio, Div. ins. I 6, 13.
14 Luis Gil, Censura en el mundo antiguo, Madrid, Alianza, 1985, p. 99
15 Cf. Yves Bonnefoy, Diccionario de las mitologías, vol. III, Barcelona, Destino, 1997, p. 225.Una de estas dobles consultas se inscribe en el período de tensión que precede a la guerra contra el rey de Macedonia, Perseo. La consulta fue provocada en el 172 a.C. por un prodigio: la caída de la columna rostral erigida en el Capitolio ( que recordaba por sus rostra - espolones de los navíos capturados - una victoria naval). De inmediato, “el senado dio la orden a los arúspices de hacer un informe y a los decenviros a consultar los Libros Sibilinos. Los intérpretes de la Sibila propusieron una medidas de purificación: “era preciso proceder a una lustración de la ciudad, organizar unas súplicas y plegarias solemnes, sacrificar víctimas mayores en el Capitolio, en Roma y en el promontorio de Minerva ,en la Campania; Debían celebrarse unos juegos durante diez días, lo antes posible en honor de Júpiter Optimo Máximo.” Tito Livio, XLII 20,3. Los arúspices no vacilaron en predecir el futuro: “este prodigio terminará bien, presagia una extensión de las fronteras y el exterminio de los enemigos.” Tito Livio, XLII 20,4.
16Guillén, op . cit. p.139.


miércoles, 17 de noviembre de 2010

MENÚ DE TODOS SANTOS

El 1 de noviembre, día de la festividad de Todos Santos, celebrada de diferente manera por todo el mundo. Desde el punto de vista culinario, también son muchas las formas de festejar este día: huesos de mazapán, buñuelos rellenos, panellets, pasteles de boniato, frutos secos tostados, pestiños, etc. No obstante, es difícil conocer qué menús servirían los antiguos romanos en las fiestas en las que recordaban a sus seres queridos que, como ya comentamos, eran muchas.

En el ámbito público, el Estado marcaba las siguientes festividades:


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Las PARENTALIA, desde el 13 al 21 de febrero. Los templos estaban cerrados y estaba prohibido celebrar bodas, pues lo importante era conmemorar a los muertos de los parientes más cercanos ofreciendo ante sus tumbas vino puro, agua, miel, leche y ofrendas florales.
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Las FERALIA, el día 21 de febrero. Con esta fiesta se cerraban las Parentalia.
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Las CARISTIA o CARA COGNATIO, “Querido Pariente”, el día 22 de febrero. Se llevaban ofrendas a los difuntos para agradecer a los dioses tutelares el estar todavía vivos y cenaban todos en familia.
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Las VIOLARIA, el día 22 de marzo. En esta festividad se ofrendaban violetas a los muertos para garantizar su bienestar.
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Las LEMURIA, días 9, 11 y 13 de mayo. Celebradas en honor a los espíritus de todos los muertos. Se trataba de un festividad pública con rituales de los que no nos hay mucha información, salvo la celebración privada que llevaba a cabo el pater familias, al levantarse a media noche, con los pies descalzos y las manos limpias, va escupiendo a sus espaldas nueve habas negras. Tras escupir y mirando a otro lado, repetía en voz alta: “con éstas me rescato a mí y a los míos”. Se creía que los espíritus se comían las legumbres, arrastrándose detrás de él. Sin girarse, se lavaba de nuevo las manos y realizaba un estruendo ruido. Después, pronunciaba nueve veces “espíritus ancestrales, alejaos”, con esto, los espíritus dejaban de vagar por la casa y desaparecían.
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Las LARIBIUS, el día 1 de mayo. Fiesta en honor de las almas de los antepasados.
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Las ROSARIA, el día 23 de mayo. Como bien indica su nombre, se ofrendaban rosas a los difuntos.

Además de estas fiestas fijadas en el calendario romano, sabemos que eran frecuentes, los sacrificios, los repartos de carne para el pueblo (visceratio), los banquetes públicos y la celebración de Ludi Scaenici (principalmente, Gladiatorii) en honor a los difunto de elevado estatus social.

Paralelamente a las fiestas públicas, también comentamos que en el ámbito privado el pater familias actuaba como “sacerdos” de la casa, con un banquete fúnebre tras la muerte de un familiar, llamado silicernium, donde se servían huevos, apio, habas, legumbres, lentejas, sal y aves de corral.

Pasados nueve días del entierro, los familiares y amigos se reunían en una Cena Novendialis narrada por Petronio, Satiricón, 65 y 66: “Bueno, pero ¿qué es lo que habéis cenado?-pregunta Trimalción: Recuerdo que empezamos por un cerdo coronado con salchichas; a su alrededor había morcillas y además butifarras, y también mollejas muy bien preparadas; todavía había alrededor acelgas y pan casero, de harina integral, que, para mí, es mejor que el blanco. […] el plato siguiente fue una tarta fría cubierta de exquisita miel caliente de España. […] a su alrededor había garbanzos y altramuces, nueces a discreción y una manzana por persona. […] Como plato fuerte tuvimos un trozo de oso. […] si el oso puede comerse a la humana criatura con mayor razón el hombre puede comerse al oso. Por último tuvimos queso tierno, mistela, un caracol por persona y unos trozos de tripa, y unos higadillos al plato, y huevos con caperuza y nabos, y mostaza y un plato de mierda: ¡Basta ya Palamedes! (* frase que se empleaba para finalizar las enumeraciones). También pasaron una bandeja con aceitunas aliñadas. […]En cuanto al jamón se lo perdonamos”.

Como vemos en todas estas fiestas hay una presencia de flores (como ocurre en la actualidad) y ciertos alimentos básicos (legumbres, leche, miel, frutos secos, huevos, apio, aves de corral, dulces,…)

Si os apetece vamos a recrear un menú de Todos Santos partiendo de los platos que nos ha transmitido Petronio adaptándolos a la actualidad. Como hemos dicho, se trata de una recreación por lo que le vamos a dar forma de “cena romana”.

Siguiendo la costumbre romana empezaremos por los huevos y acabaremos por la manzana (ab ovo usque ad mala). Sin olvidar, en ningún momento, las libaciones y las ofrendas a nuestros seres queridos de cualquiera de estos alimentos: unos granos de cereales, lentejas, habas, vino puro, miel, leche, agua, unas gotas de aceite de oliva, queso, sal, huevos, frutas rojas como la granada, pasteles de miel, gachas, uva, etc.


Tras ofrendar a los muertos, podemos empezar nuestro banquete de TODOS LOS SANTOS.

Como GUSTATIO o entrantes, serviremos alimentos que nos estimulen el apetito, por lo que vamos a presentar:

Para acompañar a los platos un buen pan casero de harina integral, aceitunas aliñadas, altramuces y jamón.

BANDEJA DE HUEVOS DUROS

Tras hervir los huevos, los serviremos con una salsa de aceite, garum y pimienta.


NABOS CON MOSTAZA

Hervir unos nabos con piel. Ya cocidos quitar la piel y cortarlos en rodajas. Ya fríos se sirven con una salsa hecha con mostaza, aceite, comino, eneldo y pimienta.


CARACOLES

Sofreír unos caracoles en aceite de oliva. Ya sofritos, servir con una salsa hecha de piñones tostados y picados, ajos fritos y pimienta.

GARBANZOS ALIÑADOS

Tras cocer unos garbanzos los serviremos con sal, aceite, comino y un poco de vino puro.

LENTEJAS CON CASTAÑAS

Cocer con agua y un poco de bicarbonato sódico unas castañas peladas. En un mortero picar pimienta, comino, cilantro, menta, apio y poleo; machacar bien y empapar con vinagre, miel y garum. Verter sobre las castañas cocidas. Añadir aceite y poner a hervir. Cuando esté todo bien cocido machacar en el mortero y aderezar con esta salsa las lentejas ya cocidas. Servir y aliñar con aceite verde.


Todos estos entrantes se remojarán con un MULSUM tibio basado en vino cocido con miel.

Durante la PRIMA MENSA o plato central serviremos carnes, en este caso, cochinillo y pollo.


COCHINILLO CON VERDURAS

Rellenar un cochinillo con carne picada de pollo y de cerdo, salchichas ahumadas, dátiles picados, apio picado, puerros, cilantro, pimienta, nueces picadas, huevos para poder amasar bien. Cocinar el cochinillo al horno y servir con pimienta y miel.

POLLO EN SU SALSA

Cocinar un pollo con una salsa de pimienta, comino, romero, eneldo, menta, y jengibre. Añadir a las especias molidas vinagre, dátiles machacados y un poco de miel. Mezclar bien y poner a hervir hasta que reduzca.

ACELGAS como acompañamiento


Cocinar unas acelgas con poco agua. Ya cocinadas se sirven con una salsa de cilantro, comino, uvas pasas en remojo, aceite y vinagre.


Terminaremos con los postres o SECUNDA MENSA que tomaremos con un vasito de mistela Nueces con mielServir unas nueces caramelizadas con miel.


TARTA FRÍA CON MIEL CALIENTE

Sobre una base de hojaldre colocar diferentes frutos secos tostados, pasas y dátiles. Servir con miel caliente por encima.


QUESO ENDULZADO CON MIEL

Contar tiras gruesas de queso, Servir combinar con miel y pimienta.


Acabaremos nuestro menú de Todos Santos con unas MANZANAS CON FRUTOS SECOS

Servir unas manzanas asadas con nueces, piñones, orejones y miel. Espolvorear con pimienta


Prosit!!

Plurimam salutem!

Tomado de De re coquinaria.Blog sobre cocina romana antigua y otros aspectos del mundo antiguo, principalmente su legado en la actualidad.http://derecoquinaria-sagunt.blogspot.com/

martes, 16 de noviembre de 2010

RITOS DE TRÁNSITO: EL CULTO A LOS MUERTOS EN ROMA



La familia romana estaba tan unida que al fallecer uno de sus miembros pasaba a formar parte de los antepasados a los que había que rendir culto. Ya era uno de los protectores de la familia, los Manes. El funeral daba inicio en casa del difunto. La familia acompañaba al moribundo a su lecho, para darle el último beso y retener así el alma que se escapaba por su boca. Tras el fallecimiento, se le cerraban los ojos y se le llamaba tres veces por su nombre para comprobar que realmente había muerto. A continuación se lavaba el cuerpo, se perfumaba con ungüentos y se le vestía. Siguiendo la costumbre griega se depositaba junto al cadáver una moneda para que Caronte transportara su alma en barca y atravesar así la laguna Estigia hacia el reino de los muertos. Finalmente el cuerpo del difunto se colocaba sobre una litera con los pies hacia la puerta de entrada, rodeado de flores, símbolo de la fragilidad de la vida y se quemaban perfumes. Según la condición social permanecía expuesto de tres a siete días. En la puerta de la casa se colocaban ramas de abeto o ciprés para avisar a los viandantes de la presencia de un muerto en el interior. Como señal de duelo evitaban encender fuego en la casa.
EL CORTEJO FÚNEBRE.
Hasta finales del Siglo I, el funeral era celebrado por la noche a la luz de las antorchas, ya que la muerte era un suceso desgraciado y contaminante. A partir de esta fecha comienzan a realizar los ritos por el día, excepto los de los niños, suicidas e indigentes. Detrás del difunto se situaba el cortejo fúnebre formado por el resto de la familia y sus amigos. A veces se acompañaban de músicos que tocaban trompetas y flautas o de mujeres que expresaban el dolor llorando o golpeándose en el pecho.
La ceremonia se celebraba sobre una pira con forma de altar, sobre la que se depositaba el cadáver. Antes de quemar el cadáver se le cortaba un dedo y se arrojaban tres puñados de tierra que simbolizaban su enterramiento. Como manifestación de dolor los familiares y amigos más íntimos arrojaban sobre la pira ofrendas de alimentos y perfumes. Se le nombraba por última vez y volviendo la cara se incendia la pira con las antorchas llevadas en el cortejo fúnebre. El rito concluía vertiendo agua y vino sobre la pira. Se despedía a los asistentes y éstos se despedían del difunto deseándole que la tierra le fuera leve.



MONUMENTOS FUNERARIOS
Una vez consumida la pira, los familiares recogían en una tela blanca los huesos calcinados y los enterraban en una urna o los depositaban en una vasija para depositarlo en un columbario. La tumba adquiría la categoría de altar, símbolo de la vida sedentaria. Debía de estar en el suelo y no podía cambiar de lugar, ya que los Manes exigían una morada fija a la que estaban vinculados todos los difuntos de la familia. El espacio del enterramiento, sepulchrum, adquiría el carácter de lugar sagrado, locus religiosus, inamovible, inalienable e inviolable. La tumba se consagraba con el sacrificio de una cerda y una vez construida se llamaba tres veces al alma del difunto para que entrara en la morada que se le había preparado.
Las tumbas estaban dotadas de elementos para poder celebrar banquetes funerarios con los que sus seres queridos honraban al difunto. Frecuentemente se realizaban ofrendas de huevos, judías, lentejas, leche, miel y vino. El vino era un sustituto apropiado de la sangre, la bebida favorita de los muertos.
La creencia de otra vida tras la muerte motivaba que el individuo fuera enterrado con objetos que había utilizado en vida y que ahora podían acompañarle y servirle en esta nueva vida: ropa, cerámica, utensilios de trabajo, etc. Junto a estos objetos también se colocaban otros relacionados con el ritual funerario: la lucerna que iluminaba el camino hacia el más allá, la moneda para pagar a Caronte, recipientes para alimentos o ungüentarios para los perfumes.
A finales del S II, principios del S III las incineraciones fueron sustituidas por las inhumaciones en todo el Imperio, excepto los enterramientos infantiles que continuaban incinerándolos.
Durante los nueve días siguientes al funeral, se realizaban ritos que finalizaban con una comida y el sacrificio de un animal. Los alimentos y la sangre de los animales sacrificados eran ofrecidos a los antepasados del difunto, los dioses Manes, y al individuo fallecido para así divinizar su alma y situarla junto a las divinidades protectoras de la familia.
El tiempo de luto para los familiares directos era de diez meses y no podían realizar fiestas ni utilizar adornos. Las atenciones al difunto seguían continuando después de este tiempo para asegurar su descanso eterno. Las ofrendas de comida: pan, vino, frutas, uva, pasteles, etc. y flores como violetas y rosas eran habituales y se hacían llegar al difunto a través de un conducto de cerámica o de un orificio situado en la cubierta de la tumba, el tubo de libaciones. Estos actos eran realizados por la familia el día de cumpleaños del difunto. Los difuntos eran honrados de forma general los días de Parentalia, que tenían lugar entre los días 13 y 21 de febrero. Otras fiestas dedicadas a los difuntos y más antiguas fueron las Lemurias, celebradas el 9, 11 y 13 de mayo. Durante estos días las almas cuyos cuerpos no habían recibido sepultura rondaban las casas y el padre de familia realizaba un ritual con habas negras para alejar a los espíritus errantes. Se levantaba, se lavaba las manos como señal de purificación y se metía las nueve habas negras en la boca. Descalzo por la casa iba escupiendo las habas una a una, para que alimentasen a los Lemures, espíritus malignos que atormentaban y dañaban a los vivos, y pronunciaba las palabras del ritual. Al finalizar volvía a lavarse las manos, y sin mirar atrás hacia sonar un platillo y volvía a recitar las oraciones. Así los Lemures habían abandonado la casa y volvían al mundo de los muertos. Los difuntos a los que no se había dado sepultura o celebrado el ritual funerario vagaban errantes sin morada, causando la desgracia a los seres vivos y asustándolos con apariciones nocturnas, hasta que daban sepultura a sus restos y cumplían el ritual funerario. Por ello, incluso a los que morían lejos de la familia y su cuerpo era enterrado en otras tierras, se le celebraba el ritual completo.Las principales inscripciones funerarias de los romanos eran D.M.S., Dis Manibus Sacrum ("Consagrado a los Dioses Manes"), H.S.E., -Hic Situs Est- ("aquí está enterrado"), o S.T.T.L., -Sit Tibi Terra Levis- ("que la tierra te sea leve"). No solía figurar el día de la muerte, se indicaba la edad del difunto, el nombre o la familia a la que pertenecía y finalmente se inscribían unas palabras afectuosas para con el difunto: queridísimo, benemérito, etc.
Los romanos creían que las almas de los difuntos viajaban al mundo subterráneo donde reinaba el Dios Plutón. Las almas eran conducidas por el Dios Mercurio. A este mundo accedían atravesando la laguna Estigia, en una balsa conducida por Caronte, que previo pago les conducía a la otra orilla. El mundo subterráneo estaba custodiado por un perro de tres cabezas Can Cerbero. Allí, las almas eran juzgadas y tras el veredicto eran conducidas a la región de las almas bondadosas o malvadas. Siete eran las zonas que se diferenciaban en le mundo de los muertos: La primera estaba destinada a los niños, no natos, y no podían haber sido juzgados. La segunda es donde estaban los inocentes ajusticiados injustamente. La tercera correspondía a los suicidas, la cuarta era el Campo de Lagrimas donde permanecían los amantes infieles. La quinta estaba habitada por héroes crueles en vida, la sexta era el Tártaro donde se procedía al castigo de los malvados y por último la séptima, los Campos Elíseos, donde moraban en la eterna felicidad las almas bondadosas. Allí la primavera era eterna y se podían bañar en las aguas termales del río Leteo, que hacían olvidar a los muertos su vida pasada.

miércoles, 6 de enero de 2010

Festividades de Fin de Año y Año Nuevo en Roma








En la época de la Roma las Saturnalia se festejaban entre el 17 y el 23 de diciembre. El primer día se nombraba en cada comunidad un rex saturnaliorum (el rey de las fiestas) que reinaba una semana. Se organizaban banquetes, juegos de azar prohibidos todo el año y bailes que a veces terminaban en orgías; los roles se invertían y los esclavos podían burlarse de sus dueños y hacerse atender a la mesa. Lo mismo sucedía en las guarniciones; los soldados sorteaban el rex, se le daban las insignias de su cargo y con su séquito salían juntos practicando toda especie de libertinaje.

Después de algunos días mataban al rey (elegido previamente entre los condenados a muerte) y todo volvía a la normalidad. La libertad otorgada a los esclavos y el alegre caos eran una memoria de un tiempo mítico, la Edad de Oro en la cual reinaba Saturno. Estos disfraces en un determinado periodo del año indican una condición a la cual se desea llegar. Los rituales de transgresión son momentos de alegría en cuanto proyección de anhelos del alma, y expresaban la esperanza de conocer algún día otro tipo de felicidad que no sea la del momento: «aquí y ahora». Las máscaras son signo de una diferencia que hay que colmar, de un límite que hay que borrar, y expresan una tensión colectiva hacia lo sagrado. Por eso el hombre romano, dueño de una sabiduría propia de toda sociedad tradicional, quiso y supo integrarlas en el ritmo mismo de la vida de la ciudad, el medio más seguro para controlar después los efectos y limitar las consecuencias.

EL ORIGEN DE LAS SATURNALIA

¿Cuál es el origen de las Saturnalia? Ya era un misterio entonces.Respecto al origen de las Saturnalia, decía Pretestato, uno de los personajes del homónimo libro de Macrobio, el derecho divino no me autoriza a revelar nociones en relación a la secreta esencia de la Divinidad; puedo exponer sólo la versión mezclada a elementos míticos o difundida por los físicos. En lo que concierne a los orígenes ocultos, provenientes desde la fuente de la pura verdad, esos tampoco se pueden ilustrar durante las ceremonias sagradas; y si se llegan a conocer, tenemos obligación de esconderlos muy bien dentro de nosotros mismos. Durante estos días, la estatua de Saturno, que estaba durante todo el año atada con una cinta de lana en su templo debajo del Capitolio, se desataba, símbolo de regreso a la Edad de Oro.

¿Por qué estas fiestas eran en diciembre y no a final de febrero un poco antes de la primavera?

El antiguo año romano constaba de diez meses (el último, december, eco de un arcaico almanaque de origen ártico, o sea, indoeuropeo). Los dos meses que faltaban para completar el ciclo eran la larga noche ártica que llevaba a la luz del nuevo año, en analogía simbólica del pasaje de las aguas, la renovación del cosmos que reactualiza el mito. Después Numa reforma el almanaque de Rómulo agregando dos meses, enero y febrero; este periodo se sitúa antes del solsticio de invierno. Por eso Saturno se soltaba de sus lazos y volvía a ser el fundador del cosmos. Esta acción significa, según las leyes de la magia simpática, el desencadenamiento de la fuerza en el tiempo sagrado, que cada año este dios otorga a la comunidad durante su fiesta.

Renovando así el año, Saturno se ata otra vez y el rex saturnaliorum (el rey de las Saturnalia) muere, porque la Edad de Oro solamente se puede restaurar al final de este ciclo cósmico, cuando el misterioso dios aparezca para conducirnos a este nuevo ciclo.

SOLSTICIO DE INVIERNO

En el almanaque romano, el 25 de diciembre figuraba como dies natalis invicti, es decir, nacimiento del Sol Invicto, culto instaurado desde hace mucho tiempo en Roma gracias a la identificación entre Apolo y Helios y al propagarse la religión mitraica en las legiones romanas. El Sol es una hipóstasis y epifanía de l dios que crea y gobierna el Cosmos. El, que navega un barco, muestra su dominio sobre el Cosmos. El piloto usa el timón del barco como el Sol usa el timón del Cosmos, y como él dirige todo desde la proa dando con un liviano toque el inicio del curso.

El emperador Adriano decretó el nacimiento del Sol invicto el 25 de diciembre, algunos días después del solsticio de invierno. Se celebraban ceremonias y juegos y treinta carreras de carros en relación al sol visible que sobre su carro cada día lleva luz al mundo.

AÑO NUEVO

La tradición del Año Nuevo ya estaba consolidada al comienzo del Imperio Romano. Ovidio (Fastos) imagina que el 1º de enero Jano apareció explicándole las costumbres del día. Enero -Ianurius- era consagrado al dios Jano, el que mira atrás y hacia delante, al final del año terminado y al comienzo del siguiente. «Jano, dios de todos los inicios», lo llamaba Ovidio, invocándolo: «tú que tienes las dos caras y el año empiezas en silencio, único entre los espíritus que ve detrás». Se representa con dos caras, una de viejo y la otra de joven.





Su función era la de pedir los inicios, los umbrales, los pasajes desde un periodo temporal a otro -el periodo entre la paz y la guerra-, los renacimientos iniciáticos, siendo el «Iniciador» por excelencia. Enero se consagró a él y el sacerdote ofrecía «cebada, sal y una tortilla con queso, harina, huevos y aceite preparados en el horno». Era costumbre invitar a amigos e intercambiar un vaso con miel, dátiles e higos: «Que el sabor pueda pasar en las cosas; y el año, dulce como empezó pueda continuar». Además se entregaban ramitos de laurel para augurar fortuna y felicidad. Originalmente el intercambio se hacía el primero de marzo y se sustituían los viejos ramitos de laurel delante de las puertas del Rex sacrorum, de los Flamines mayores, de las Curias y del Templo de Vesta. Estos ramitos están en relación con el simbolismo del árbol cósmico que ofrece su energía al cosmos para la renovación del año. Se llamaban strenae porque se recogían en un bosque a lo largo de la Vía Sagrada, dedicado a una diosa sabina llamada Strenia, portadora de fortuna y felicidad. Las Calendas de enero no eran un día de fiestas, se hacía un ritual que Jano había dictado: He consagrado el trabajo al año que ahora empieza, de manera que el año entero no sea ocioso (Ovidio).Todo el mundo desarrollaba un compendio de sus propios trabajos habituales

Infrormación extraída de:

http://www.bloganavazquez.com/2010/01/05/las-guerras-que-cambiaron-el-calendario


Las guerras que cambiaron el calendario





Con el inicio de las guerras celtibéricas, en el 153 a.C., Roma se vio en la necesidad de adelantar el dia de toma de poder de los cónsules, que tenía lugar el primer día del año,el 15 de marzo, debía adelantarse para que los magistrados supremos tuviesen tiempo de llegar a Hispania en primavera.

Por tanto, se decició adelantar el comienzo oficial del año de los idus de marzo (15 de marzo) a las kalendas de enero (1 de enero) , fiesta de Jano, el que inaugura o dios de los comienzos.

Así, los cónsules que tenían que dirigir la guerra en Hispania, tuvieran tiempo suficiente para trasladarse allí e iniciar la campaña, en primavera. Este cambio de fechas fijó el inicio de nuestro año actual, ya que nuestro calendario es herencia romana.


El inicio de las Guerras Celtibéricas vino desencadenado por la iniciativa de la ciudad de Segeda (en El Pueyo de Mara, provincia de Zaragoza) de construir una nueva muralla. Los romanos interpretaron que aquello violaba los términos del acuerdo de paz, firmado tiempo atrás con Graco, por lo que enviaron contra la ciudad un ejército al frente de Nobilior.

Como los segedenses no tenían terminada la muralla y estaban desprotegidos, abandonaron su ciudad y se dirigieron a la zona del Alto Duero, llegando a Numancia, donde fueron acogidos como aliados y amigos. De esta manera tan injusta, dice Floro, entró Numancia en la guerra, encabezando la resistencia celtibérica frente a Roma a lo largo de 20 años (153-133 a.C.).

La ciudad dominaba y controlaba el amplio reborde montañoso del Sistema Ibérico, que comunica el valle del Ebro y la Meseta, así como su riqueza ganadera; pero era también abastecida a través del Duero por mercaderes que remontaban este río en pequeños barcos de vela, transportando, entre otros productos, vino y cereal. Estas visitas debían ser esperadas y celebradas por los numantinos, ya que les aseguraba el abastecimiento para pasar el duro invierno.

Segedenses y numantinos, que habían elegido como jefe al segedense Caros, consiguieron una gran victoria ante Nobilior, matando a seis mil romanos, el 23 de agosto del 153 a.C., día consagrado a Vulcano, y que fue declarado a partir de entonces nefasto, de manera que ningún general romano libró batalla en el futuro dicho día.

Nobilior esperó a recibir refuerzos de Masinisa, rey de Numidia (norte de Africa) y aliado de Roma, compuestos por trescientos jinetes y diez elefantes.

Para sorprender a los celtíberos, dispuso en orden sus tropas, escondiendo los elefantes en la retaguardia. Y abriendo la formación, en un momento determinado, aparecieron los grandes animales por sorpresa, aterrando a los celtiberos y a sus caballos, que huyeron a refugiarse a la ciudad.

Desde la muralla lanzaron todo tipo de proyectiles y piedras, impactando una de ellas en la cabeza de uno de los elefantes, que enfurecido contagió a los demás y volviéndose contra los suyos con terribles bramidos, atropellaron, mataron y desbarataron a los romanos. Al ver los numantinos que los enemigos huían, fueron en su persecución, matando a un buen número de ellos y a tres elefantes, apoderándose de sus armas y enseñas.

El Cerco de Escipión


Los numantinos vencieron sucesivamente a los generales romanos, teniendo que enviar Roma, finalmente, a Publio Cornelio Escipión Emiliano que había destruido la ciudad de Cartago.

Éste, tras derrotar a los vacceos, en el Duero medio, aliados de los numantinos, aisló la ciudad por medio de un cuidado cerco.

Dispuso siete campamentos en los cerros próximos, uniéndolos con un sólido muro de 9 kilómetros de perímetro, defendido por delante con un foso y una estacada de madera, y situando dos fortines en los puntos de encuentro de los ríos Tera y Merdancho con el Duero.

Varias veces retaron los numantinos al invasor, pero la espera paciente de Escipión fue la respuesta.

Habían transcurrido veinte años de guerras y once meses de asedio y los alimentos se habían consumido por completo; por lo que sin granos, sin ganado, sin forraje, comenzaron a comer pieles cocidas; pero enseguida empezaron a escasear también éstas, acudiendo al último y terrible recurso: tener que comerse a los muertos.

La ciudad cayó por inanición en el verano del 133 a.C., tomándose la muerte cada uno a su manera y siendo vendidos los supervivientes como esclavos. La ciudad fue arrasada y repartido su territorio entre los indígenas que habían ayudado a Escipión.

Epílogo

La resistencia numantina frente a la conquista de Roma y su heroico final es uno de los símbolos de referencia universal, por estar vinculada a algo tan esencialmente humano como es la lucha de un pueblo por su libertad y la defensa del débil contra el fuerte. La actitud de los numantinos impactó de tal manera en la conciencia de los conquistadores, que estos a su vez se sintieron conquistados por la causa numantina, glosando su resistencia y final heroico hasta la exaltación, proporcionándole de esta manera una dimensión universal y fundiéndola en el crisol de la leyenda.

Más información en:

Ana María Vazquez Hóys

http://www.bloganavazquez.com/2010/01/05/las-guerras-que-cambiaron-el-calendario/


Agenda clásica (http://www.amuprolag.es/materiales.htm)